El sol de verano calienta la casa y se acumula calor no sólo en el aire sino en la estructura.
Llega la noche, la gente vuelve a casa, la casa está caliente y hay que poner en marcha el aire acondicionado. Ya no hay producción FV y se consume energía de la red (más cara que la retribución de excedentes).
Se pone en marcha el aire acondicionado durante el día en mayor o menor medida según los excedentes FV disponibles. El aire fresco no permite que se acumule “calor estructural”.
Llega la noche, la gente vuelve a casa, la casa ya está fresca y no es necesario poner en marcha el aire acondicionado.
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